Por Mabel Amen*
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera una persona sana aquella, que no solo posee una ausencia de enfermedad, sino que se encuentra en perfecto estado físico, mental y social.
Significa estar bien con uno mismo, ser feliz y estar preparado para los avatares de la vida, sin sentirse sólo, deprimido o ansioso.
Al estar bien física y emocionalmente, estimulamos a nuestro sistema inmunitario para defendernos mejor de agresores externos, tales como virus, bacterias y otros microrganismos.
Para mantener un bienestar físico, se aconseja una dieta saludable con alto contenido de omega 3.
Los omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados. Es un tipo de grasa que no afecta al colesterol malo, sino que es útil para fortalecer las neuronas y el corazón.
Los niveles más altos de omega 3 se encuentran en los pescados tales como caballa, atún y salmón. Algunos otros alimentos, como nueces y semillas de chía también los posee, pero en menor cantidad. Hay suplementos que los contienen y se pueden comprar venta libre en farmacias.
Si bien estas sustancias son buenas para reducir los niveles de colesterol malo ( LDL), mejorar la función cardíaca y cerebral, se aconseja reducir también el ingreso de grasas saturadas y trans con la dieta, como carnes, manteca y quesos.
Al cuidar nuestro cuerpo, también cuidamos nuestro cerebro, estimulamos la neurogénesis, o formación de neuronas, necesarias para los pensamientos, recuerdos, y prevenir de esta manera el Alzheimer.
De manera que mantener una actitud positiva frente a la vida, encarada con amor, hace que se activen mecanismos cerebrales que evitan el envejecimiento cerebral. Por tal motivo, es muy importante la sociabilización como antídoto para un Alzheimer precoz, evitar el estrés a través del ejercicio físico para bajar el cortisol. Meditar, vivir el hoy.
Otro tema importante para mejorar la salud de las personas, es mantener en equilibrio la microflora intestinal, tan importante para estimular las defensas y la secreción de serotonina y dopamina, neurotransmisores neuronales que actúan en nuestras emociones.
Para mantener en equilibrio nuestra flora intestinal, se recomienda el consumo de probióticos. Son bacterias beneficiosas para el intestino, que ayudan a combatir agentes patógenos. Es así como nos enfermamos cuando las colonias de gérmenes en nuestro intestino entran en desequilibrio.
El desequilibrio intestinal, en la actualidad ha cobrado un papel protagónico en nuestras vidas, y eso se debe especialmente a la adquisición de una dieta cada vez más occidental, con alto consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega 6 y menos consumo de omega 3,provocando un aumento de las bacterias firmicutes y una disminución de las bacterias bacteroiodetes. El desequilibrio a favor de las firmicutes, hace que el organismo esté predispuesto a contraer enfermedades autoinmunes, diabetes, hígado graso, depresión, estrés y ansiedad.
De esto, se deduce que la incorporación en el organismo de ácidos grasos omega 3 o dietas ricas en ellos pueden contribuir a mantener el equilibrio de la flora intestinal y prevenir enfermedades.
Las causas por las cuales nuestra flora microbiana, se alteran pueden ser: tratamientos con antibióticos y otros medicamentos, el estrés y ansiedad o cambios en la dieta.
Si las floras intestinales se alteran, se traduce en diarreas, cólicos o dolores estomacales, mal aliento, etc.
Los cambios en la alimentación, y en el modo de vida junto a la incorporación de omega 3 y los probióticos, lograrán restablecer el equilibrio, librarnos de enfermedades. Y poder reafirmar finalmente la famosa frase “somos lo que comemos”.
(*) Médica Dermatóloga de la Ciudad de Buenos Aires. Periodismo Digital y Científico. Escribe notas de salud y ciencia en diversos portales.